Volver al Indice – Historia de las Marcas
Por Alejandro Franco – contáctenos
Los años 60 fueron particularmente duros para la industria del automóvil. Los europeos comenzaban a salir de la recesión de la postguerra y los fabricantes estaban empezando a plantearse cómo acomodarse ante los nuevos tiempos que se avecinaban. Hasta ese entonces las fábricas de automóviles se habían dedicado a reciclar sus modelos de los años 40 y 50, o bien, se habían especializado en la construcción de microautos – pequeños vehículos generalmente potenciados por motores modificados de motocicletas, como el caso del Isetta, el Messerschmitt KR 175, o el Fiat 500 -; pero el europeo de la década del 60 había mejorado su poder económico y ahora pretendía un nivel mayor de lujo y comodidades, lo cual ponía en un brete a los ajustados fabricantes de vehículos económicos. La única opción posible era elevar la calidad, haciendo coches pequeños mas confortables o, sino, saltando a la construcción de vehículos de lujo. No todos supieron hacer este tipo de lecturas – cuando no, carecieron de los recursos necesarios para modernizarse y reciclarse -, con lo cual terminarían siendo aplastados y devorados por aquellos dotados de mayor sagacidad comercial.
Glas fue una de esas empresas que no supo adaptarse a los nuevos tiempos que corrían. Fundada en 1895, el rubro principal de la marca siempre había sido la maquinaria agrícola pero, después de la Segunda Guerra Mundial, el mercado se desplomó y la fábrica decidió probar suerte en otros rubros. Así es como encaró la construcción de un microcar – al uso y costumbre de la época -, un vehículo apto para una postguerra signada por la recesión, el racionamiento y los altos precios de los combustibles, con el cual la gente podía decir que tenía un auto… aunque fuera algo endeble dotado de un motor minúsculo y extremadamente flojo en prestaciones.
el Glas Goggomobil T-300, a pesar de sus limitaciones, terminó siendo por lejos el coche mas popular de Glas: fabricó 284.491 unidades (entre sus diversas variantes) entre 1955 y 1969 – en Argentina se lo fabricó como el Isard T-300 –
Un auto llamado Goggomobil
En 1954 Glas presentó en una exposición internacional de bicicletas y motocicletas su primer auto – al cual bautizó Goggomobil – . Era un cochecito dotado de un motor trasero de 245 cc, dando una velocidad máxima de 85 km/h, y un consumo promedio de 5.5 litros de combustible cada 100 km. No era excepcional pero estaba en sintonía con los microcars de la época.
Pronto la Glas comenzó a recibir pedidos del Goggomobil T-250, y los números propiciaron la aparición de numerosas variantes. Surgieron el T-300, el T-400, un microfurgón (el TL Van, construído a pedido del servicio postal alemán). Incluso la Glas llegó a licenciar el auto a un fabricante australiano, el cual diseñó una serie limitada de microcupés de apariencia deportiva – el Goggomobil Dart -, producido entre 1957 y 1961.
el Glas T-600 (o Glas Isar) era una pequeña cupé aquejada por defectos serios de diseño; sin embargo en la Argentina su versión criolla – el Isard T-700 Royal – resultó ser el vehículo mas popular de todos los fabricados por Isard
Habiendo puesto un pie en la industria, la Glas se animó a más y en 1957 presentó el T-600, el cual era un auto mas robusto y serio que el Goggomobil (aunque no dejaba de ser un Goggomobil dotado de carrocería y motor algo mas grandes). Tenía capacidad para 4 pasajeros cómodos, y poseía un motor de 600 cm cúbicos, lo que le permitía llegar a una velocidad máxima de 98 km/h. Aunque el T-600 estaba mejor terminado que el minimalista Goggomobil, no por ello estaba mejor construído: su diseño estaba plagado de problemas – el motor estaba situado en una posición demasiado adelantada, lo que desnivelaba la distribución de peso del auto y lo hacía inestable; el motor recalentaba en exceso y deformaba los pistones; el chasis no estaba reforzado y era fácilmente deformable por el tránsito del coche por caminos en mal estado, rurales o poceados, lo que hacía que la carrocería se rajara en los bordes -, y pronto la reputación de la Glas comenzó a quedar seriamente comprometida.
Aún cuando el T-600 (renombrado Glas Isar a principios de los 60) era un cáncer para la empresa, la Glas no pudo deshacerse del coche sino hasta 1965, en donde terminó de reemplazarlo con la serie 1000 de sedanes medianos. Primero fue el 1004 (1962), siguiendo las variantes 1204 y 1304, luego apareció el modelo deportivo GT en 1963, y más tarde llegaría el sedán 1700 y y la cupé 2600 / 3000 V8, la cual pretendía incursionar en el mercado de alta gama. El problema con los coches de la Glas era el diseño: partían de la ineficiente distribución fisica utilizada en el Isar, por lo cual eran demasiado angostos y tenían el motor demasiado adelantado (toda la serie 1000 usaba el chasis de base del Isar), generando un pésimo centro de gravedad que los hacía inestables a velocidades considerables; y aunque exhibían algunos adelantos técnicos – como la correa de distribución -, se habían hecho fama de poseer una terminación de mediocre calidad. Cuando Glas quiso cambiar su imagen – promocionando autos de diseño moderno e incluso lujoso -, terminó por embarcarse en una serie de proyectos costosos que rifaron el porvenir financiero de la empresa. Después de desplegar todos sus modelos a mediados de los años 60 – y no obtener la respuesta de ventas esperada -, Glas se vendría a pique en menos de dos años, terminando por ser adquirida por la BMW en 1966. Los bávaros manufacturarían coches Glas durante un par de años más – revisando seriamente su calidad de terminación, dotándolos de motores BMW y, en unos cuantos casos, remarcándolos como si fueran versiones limitadas de BMW -, antes de dar de baja a la marca y utilizar las instalaciones históricas de Glas en Dingolfing para construir su éxitosa línea Neue Klasse, la cual iba en ascenso vertiginoso y terminaría por determinar el futuro de la empresa.
La versión argentina de Glas: Isard
Amparado por el régimen de promoción industrial, capitalistas franceses deciden negociar con Glas el licenciamiento de sus modelos para comenzar a fabricarlos en Argentina. Así es como nace Isard Argentina S.A., cuyo primer modelo no sería mas que la versión criolla del Goggomobil T-300 (1959), a la cual se sumaría el problemático T-700 (1960) y el 1204 (1964).
el Glas 3000 V8 GT (aquí remarcado como BMW) fue el único intento de la empresa en hacer un deportivo de alta gama; la particularidad de su construcción es que, debido a que la empresa carecía de recursos para fabricar elementos originales, se encomendó a los diseñadores que utilizaran partes de otros coches de distintas marcas, disponibles en el mercado alemán de autopartes
Todos estos coches arrastrarían los defectos de diseño de los Glas originales. A esto se sumarían otros problemas: las cifras de producción eran muy chicas y desalentadoras – del Goggomobil argentino y sus variantes, apenas se produjeron 2.864 unidades en 6 años, y eso que la fábrica tenía capacidad para construir 10.000 unidades anuales; el T-700 Royal resultó algo mas popular con cerca de 12.000 unidades producidas en igual período, y el Isard 1204 apenas remontó a 550 vehículos en los dos últimos años de producción de la empresa -; los autos tenían muy poca participación de componentes nacionales, y el grueso de las piezas (importadas desde Alemania) comenzó a encarecerse por la diferencia de cambio; y las ventajas del régimen de promoción comenzaron a desvanecerse, con lo cual estos armadores terminaron por endeudarse seriamente sin poder alcanzar la masividad de sus productos. Isard terminaría pegando varios manotazos de ahogado – fusionándose con Los Cedros S.A. en 1963, la cual producía los microcars Heinkel; y negociando un pre-acuerdo de fabricación del Datsun Bluebird en nuestro país en 1965, el cual nunca llegaría a concretarse ya que a finales de ese año la empresa terminaría por bajar la persiana -.
Viendo las cosas en perspectiva, es triste ver como los sueños de estos emprendedores terminaron por estrellarse contra la pared de la dura realidad argentina. Este siempre fue un pais de cambios y caprichos, plagado de marchas y contramarchas que terminaron por aplastar las ambiciones de mas de uno. Visto en el recuerdo, ésta no es mas que la crónica de unos soñadores, los cuales aspiraron a construir una gran nación industrial, y los que terminaron siendo aplastados por la inestabilidad y la ausencia de políticas permanentes de estímulo a la producción, una constante de todos los gobiernos argentinos de los últimos 60 años mas allá de su legalidad (o falta de ella) y de su bandería política.