Volver al Indice – Historia de Autos de Culto
Por Alejandro Franco – contáctenos
En Comedians in Cars Getting Coffee, uno de los invitados le dice a Jerry Seinfeld: “¿por qué te gustan los autos que parecen juguetes?”. Algo de eso ocurre con nuestra selección de microcoches (y nuestra obsesión con ellos): son pintorescos, bonitos, excéntricos y salvo por el hecho de que tienen motor, cualquiera diría que tienen pedales y que fueron diseñados para niños. He aquí otra selección de coches raros, bizarros y hermosos en sus propios términos.
Paul Vallée venía de las carreras (había sido el jefe de una escudería) y un día decidió tener su propia fábrica de autos. Así fundó, en un arranque de originalidad, la P. Vallée en 1952.
Lo suyo eran los triciclos de reparto pero en 1952 creó el Chantecler que ahora vemos, un coche de calle que parece una versión descapotable del Fuldamobil. Tenía un motor de 175 cc que le daba una velocidad máxima de 75 km/h. Se hicieron 200 unidades hasta que Vallée murió de un ataque cardíaco en 1957, momento en que la sociedad decidió cerrar sus puertas.
Este auto de juguete es un KV francés de 1973. La historia de ese coche es rara y compleja: KV fabricaba componentes eléctricos y era proveedor de la marca New-Map, quienes hacían motos y microcoches como el Rolux y el triciclo de reparto Solyto. Cuando el director de New-Map se retiró, la gente de KV tomó el control y terminó por absorberla. El Solyto sobrevivió a la caída de New-Map en 1956 y se continuó fabricando hasta 1974; y en el medio de todo la gente de KV diseñó su propio coche, el que vemos en la foto. En 1978 la compañía se vendió y pasó a llamarse KVS, y siguió en el mercado de los microcars hasta 1985. Carrocería de acero, motor de diseño propio y transmisión automática (!) eran los lujos con los que contaba a pesar de su discutible estética. Su motor de 125 cc le daba una velocidad máxima de 55 km/h.
… y hablando de Roma… Este es el dichoso Solyto, un triciclo de reparto en versión 1967. Una idea totalmente práctica – Siambretta había hecho un pequeño imperio con sus triciclos, ágiles y pequeños como para infiltrarse con tranquilidad en el tupido trafico urbano – que le dió sustento a la KV hasta 1974. Popular en la campiña francesa, con capacidad de carga hasta 200 kg, y con un modesto motor de 125 cc que le daba 50 km/h de velocidad máxima. Se hicieron 4.000 entre 1952 y 1974.
Un William City de 1967. Henri Willame era el gerente de la subsidiaria francesa de Lambretta y estaba enterado que la firma iba a cesar la producción de scooters y triciclos. Decidido a asegurar la subsistencia de su red de concesionarios decidió crear su propia marca, creando una enorme variedad de microcoches – su propio triciclo de reparto a lo Lambretta, una mini cupe futurista llamada Frog, el coche de una plaza Sulky y el City que ahora nos ocupa -. El William City tuvo un éxito respetable, siendo fabricado entre 1967 y 1980; se producía con el motor 125 cc de la Lambretta (con lo cual no era necesario sacar carnet de conducir para manejarlo), aunque con el paso del tiempo fue evolucionando: se hizo una versión con sección de carga (como el de la foto), se le puso un motor de 250 cc (que eran dos motores de 125 cc sincronizados!), hubo una versión con techo corredizo llamada William Farmer que se llegó a vender en Gran Bretaña, y hasta una versión pickup.
Parece mentira que, en una época, la gente estuviera tan desesperada por subirse a un coche que terminaba metiéndose en cualquier cacharro con ruedas. Por otra parte los clientes de los microcoches – en la década del 70 y 80 – era gente mayor, individuos que querían salir a hacer las compras por el barrio y que no pensaban usarlo para otra cosa (por ejemplo, un viaje de larga distancia; ¿se lo imaginan en una carretera, incrustado entre camiones y ómnibuses?). Esa era la clientela de William para quienes les ofrecía el Sulky, prácticamente una cabina con tres ruedas. No todos los coches que vendia William eran propios; en este caso el Sulky era fabricado por Casalini de Italia,y la gente de William se dedicaba a importarlo y rechapearlo. Se produjo entre 1969 y 1980, y los estimados hablan de una producción anual de 1.000 unidas, realmente una cifra insólita. Con un motor de 60 cc llegaba arrastrándose a los 45 km/h, pero velocidad no era lo que buscaban sus dueños. Tenía carrocería de acero, algo inusual para esta clase de coches.