Volver al Indice – Historia de Autos de Culto
Por Alejandro Franco – contáctenos
En Europa hay mas carroceros que gente, y por eso proliferan las rarezas y las versiones no oficiales de coches ultra conocidos, deportivos de alta gama dirigidos a la élite. Pero no sólo en Europa se cocinan autos únicos (o bizarreadas monumentales): he aquí otro compendio de autos desconocidos para el gran público, llamativos por diseño y exclusivos de nacimiento.
Tomen el Porsche 356 – el gran deportivo que hizo de la marca un nombre a recordar en la industria automotriz -, saquen el motor y tiren todo lo demás; insértenlo en un chasis Volkswagen y póngale una estilizada carrocería de fibra de vidrio. Eso es los que hicieron los belgas de APAL con éste, el APAL-Porsche 1600 GT cupé, el cual parece un estilizado Renault Alpine. La gente de APAL se especializaba en hacer kits y réplicas, pero acá se mandaron con una versión renovada de un coche existente en aquel momento (el 356 se produciría hasta 1965), y definitivamente tiene mas ferocidad que el original. Solo se produjeron 150 unidades entre 1961 y 1965, lo que lo convierte definitivamente en un auto de colección.
Si alguien pregunta cuál es el auto deportivo brasileño por antonomasia, sin dudas cualquiera responderá que es el Puma GT. Diseñado por Genaro Malzoni – un italiano residente en Brasil – en 1964, los primeros modelos (llamados Malzoni GT, hechos con carrocería de metal y motor DKW) llamaron la atención de la industria brasileña y pronto la VEMAG – que era el fabricante local de Auto Unión – lo llamó para probar una producción en serie, limitada, mas pulida y con carrocería de fibra de vidrio. Así nació el Puma GT en 1967, “el mejor y mas hermoso auto brasileño de todos los tiempos” en palabras de un periodista especializado de la revista Quatro Rodas. Cuando la VEMAG cesó sus actividades en 1968, el Puma GT fue rediseñado para utilizar la base del VW Karmann Ghia y motor Volkswagen de 1.6 litros. Se produjo hasta 1995 (con diversas variantes y actualizaciones), incluso la empresa se expandió produciendo otros deportivos y hasta un microcar. Pero la apertura de las importaciones supuso un duro golpe a la marca, que pasaría por varias manos y cerraría sus puertas en 1999. El 2013 vería el renacimiento de Puma, primero con una versión de carrera (el Puma GT 52) y en el 2017 con el Puma GT 2.4 Luminari, un diseño totalmente aggiornado y 100% badass del clásico GT, que costaría menos de u$s 50.000.- la unidad.
Otra delicia brasileña que figura en esta selección es el Bianco S Coupe, otro glorioso deportivo basado en la plataforma Volkswagen Beetle 1.6 litros que se producía en el país. No tuvo la misma suerte que el Puma – sólo se produjeron alrededor de 180 unidades entre 1976 y 1979, año de su cierre -, pero definitivamente es un diseño que llama la atención. Actualmente esta rareza cotiza cerca de U$s 40.000.- en el selecto mercado de coleccionistas.
No, no es una versión futurista del DeLorean DMC-12 de Marty McFly, sino un coche canadiense que comparte un montón de coincidencias estéticas… y que estaba mejor construido que el icónico coche de Volver al Futuro. Malcolm Bricklin era un importador de coches norteamericano, el cual trajo al mercado estadounidense marcas como Yugo, Bertone, Pininfarina y Subaru, el cual fue el mayor éxito de su carrera. Pero en los 70s estaba empecinado en tener su propia marca y por eso se fue a Canadá a construir este modelo, el Bricklin SV-1, el cual era un deportivo pleno de accesorios de seguridad. Carrocería deformable, barra antivuelco y barras de protección laterales, amén de que las puertas alas de gaviota se abrían mediante un pequeño motor eléctrico. Con un motor 5.9 litros (by AMC), se produjeron 2.854 unidades entre 1974 y 1976 antes de que la empresa entrara en quiebra. Hoy en día sobreviven unos 120 Bricklin SV-1 en buen estado y se cotizan alrededor de u$s 40.000.- en los círculos de coleccionistas.
El Lancia Aurelia: un coche sobrio, delicado, lujoso. El cine lo inmortalizó como el auto de elección de Vittorio Gassman en Il Sorpasso, ese clásico de la Commedia all’italiana de 1962. Se fabricó entre 1950 y 1958, con 18.201 unidades vendidas. Tenía el primer motor V6 producido en serie y traía varias novedades técnicas como el sistema transaxle, frenos de tambor y neumáticos radiales. Pero el Aurelia tenía un aspecto demasiado adusto y Vignale tenía ideas mas salvajes para el coche. Así nació este Aurelia B52 carrozado por Vignale, reconversiones de los Aurelia en serie, y de la cual la carrocera italiana fabricó 98 entre 1952 y 1953. La exclusividad tiene precio y los raros Aurelia B52 supervivientes hoy cotizan por encima de los u$s 300.000.- por unidad.
Gustos son gustos… dijo una vieja que se comía un cactus con espinas y todo. Y aunque la gente alabe el diseño de este concept, para mí es un mamarracho imposible de camuflar. Bugatti produjo el exquisito Type 101 C entre 1951 y 1952, del cual sólo se hicieron apenas 8 unidades (!). Curiosamente quedó un noveno sin carrozar y, tras años de juntar polvo, en 1961 se lo dieron a Virgil Exner – el renombrado diseñador norteamericano autor de algunos de los mas bonitos modelos de Studebaker, Chrysler y el famoso Plymouth Fury de la película Christine – para que hiciera algo novedoso. Y si bien Exner tenía una amistad de años con los italianos de Ghia e hizo algunos exquisitos concept cars para Chrysler en los 50 y los 60, también es cierto que es responsable de ese horror llamado Stutz Blackhawk, un exceso de mal gusto que Hollywood se ha empeñado en asignar a los proxenetas en cuanta película setentosa exista. Este Bugatti Type 101C 1965 es un modelo único, manufacturado por Ghia según diseño de Exner, y parece un híbrido entre Bugatti y Stutz, con una trompa enorme y desproporcionada y una cola estilo Corvette vintage. Cuando se fabricó, Bugatti estaba pasando por severos problemas económicos (ya había sido comprada por Hispano Suiza en 1963) y tuvo la esperanza de atraer inversores con este concept, pero el paseo por exposiciones internacionales no dió los resultados esperados y la empresa terminó cerrando sus puertas. Habría que esperar a 1987 para que el empresario Romano Artioli reviviera la marca siquiera fugazmente (hasta su nuevo cierre en 1995), y recién en 1998 Bugatti se convertiría en toda una potencia en el mercado de los superautos al ser adquirida por el grupo Volkswagen, dando a luz monstruos como el Bugatti Veyron y el Bugatti Chiron.