Volver al Indice – Historia de Autos de Culto
Por Alejandro Franco – contáctenos
Desde afuera a uno le da la sensación que toda la historia de la industria automotriz española se reduce a SEAT e Hispano Suiza, sus marcas mas conocidas a nivel internacional. Pero lo cierto es que, cuando la SEAT – apoyada por el Estado español y sectores industriales privados – aún estaba en pañales, hubieron muchos carroceros que se despacharon con sus propios modelos y sus utópicas ambiciones de convertirse en capitanes de la industria. El 99% de los mismos perecieron por el mismo paso del tiempo y por la evolución de la economía europea – construir un microcoche con motor de motocicleta es algo artesanal y rápido pero, cuando la gente gana mas dinero y quiere algo mas grande y sofisticado que un cajón de manzanas con ruedas y motor, ahí se precisa invertir en tecnología, ingeniería y obtener matricería seria, un salto que muchos no pudieron pegar -. En mas de un sentido la proliferación de marcas artesanales españolas tiene su paralelo con el inicio de la industria automotriz argentina, en donde los soñadores debieron dar paso a los industriales serios, desbordantes de capital, y capaces de construir automóviles robustos, seguros y confiables.
¿Un Volkswagen Escarabajo español?. No, un Orix 610. El cómo Juan Ramírez Montpeó – mecánico y corredor de motos – llegó a construir este clon del escarabajo alemán no es un misterio. Ramírez tomó el motor de dos cilindros opuestos de una moto BMW de la época, lo retocó y pensó que era lo suficientemente potente para mover un auto – después de todo tenía 610 cc, bastante mas que los microcoches de aquel momento -. Primero hizo varias series pequeñas, probando carrocerías de dos plazas… hasta que en 1954 se despachó con esta versión de cuatro asientos, copiada estilísticamente del Beetle alemán. Ramírez construyó dos prototipos y 14 unidades a pedido, pero los números y los tiempos no le daban, aún cuando el Ministerio de la Industria le ofreció soporte para instalar una planta en la zona de Vitoria, lejos de su Barcelona natal – a la cual no quería abandonar por ningún motivo -. La aventura de Ramírez terminaría en 1954 con un puñado de variopintos modelos – desde utilitarios hasta el mencionado 610 – y menos de 50 unidades producidas en total.
El Biscúter es el mas popular de todos los emprendimientos independientes paralelos a la SEAT. Lo diseñó Gabriel Voisin (como Bi-scooter, ya que tenía el tamaño de dos motos scooter) a finales de los años 40 y, aunque nadie se interesó por el proyecto en su Francia natal, pronto encontró una cálida recepción en España donde se lo licenció a Autonacional S.A. Recordemos que hasta ese momento la España de Francisco Franco vivía prácticamente aislada del resto del mundo debido al rechazo de los gobiernos democráticos por la dictadura franquista. Con escasez de materiales el Biscúter (castellanización del nombre dado por Voisin al vehículo) parecía una solución temporal y práctica al problema de motorizar a los españoles. Tenía un motor Hispano Villiers de 197 cc (el que sería muy popular entre los fabricantes de microcars artesanales durante décadas), 9 HP, carecía de ventanillas y no tenía marcha atrás. Con variedad de modelos – incluyendo un utilitario con techo -, del Biscúter se produjeron 12.000 unidades entre 1954 y 1958.
Si el horrendo Biscúter era popular, era porque era barato y útil. La SEAT hace acto de presencia en 1953 con su modelo 1400, pero sus modelos son tan caros que escapan al español promedio y son considerados de lujo. Pronto la SEAT iniciaría una activa campaña para abaratarse y popularizarse, lo cual diezmaría los planes de Autonacional, amén de que el gobierno empezaría a sabotearla en favor de SEAT – dándole la exclusividad del suministro de aluminio y obligando a Autonacional a reciclar bidones de acero (!) (usados pra transportar aceite durante el Plan Marshall) para poder hacer sus microcoches -. La intentona de saltar de clase vendría en 1957 con este Biscúter Pegasin, mas oneroso y lujoso pero que no dejaba de ser el utilitario de siempre disfrazado con ropas mas caras. Apenas llegaba a los 75 km/h y no llegó a tiempo para salvar al Biscúter (y sus numerosos modelos) de la exitnción en 1958.
Orix no fue el único que no tuvo empacho a la hora de copiar populares autos extranjeros. De hecho la idiosincrática Kapi se despachó con una delirante gama de microcoches, comenzando por este micro Jeep al cual, en un arranque de originalidad, le llamaron Jip. Entre otros disparates hay un triciclo con carrocería extravagante llamado el Plato Volador, y una versión mini del popular Mercedes Benz 190 SL llamado, precisamente, Kapi M190 (lamentablemente sólo quedan algunos borrosos bocetos publicitarios de semejantes extravagancias).
Entre los últimos modelos de Kapi figuraba el Chiqui de 1956. El nombre de la empresa venía de su fundador, el “capitán” Federico Saldaña Ramos, que armó su emprendimiento en Barcelona y llegó a sobrevivir hasta 1958 con cerca de 300 unidades producidas entre toda su gama colorida de modelos de tres y cuatro ruedas. Comparado con otros microcoches de la época, los Kapi figuran entre los mas inspirados; pero el desorden administrativo, el cambio de modelos de un año a otro, la gran variedad de motores (que iban de Hispano Villiers a Montessa) pusieron en crisis a la empresa, la cual no llegaría a ver la década del 60 y cuyos restos serían vendidos a la gente de Munguía Industrial quienes armarían la versión licenciada española del Goggomobil.
David era una ensambladora de coches de larga data (fundada en 1914) que en los 50 se despachó con su propio microcoche de nombre homónimo. Este triciclo (obviamente inspirado en los three wheelers ingleses) tenia un motor respetable de 345 cc y alcanzaba los 68 km/h. No fue muy popular – apenas se hicieron 70 unidades entre 1951 y 1957 – y marcó el fin de la empresa, la que cerró sus puertas en 1957.
En una futura edición, mas microcoches españoles de la década del 50.