Volver al Indice – Historia de Autos Clásicos
Por Alejandro Franco – contáctenos
Si tuviéramos que definir en una palabra al fabricante francés de autos Citroën, el calificativo adecuado sería “innovador”… y tacharíamos “standard” definitivamente de la lista de opciones. Durante gran parte de su historia la Citroen ha creado modelos avanzados a su época, hitos que han estado en producción durante décadas y siempre con una gran repercusión de ventas. La Citroen siempre ha sabido combinar con gusto lo popular con las innovaciones de ingeniería y, aunque ello marcó el auge de la marca, también ha sabido meterla en bretes económicos importantes, algunos de los cuales llevaron a que fuera absorbida por su competidora Peugeot con el correr del tiempo.
Pero en los cincuenta la Citroën desbordaba de creatividad… la cual resultaba indispensable para pergeñar el reemplazo de su modelo más exitoso, el Traction Avant, el cual databa de 1934.
André Citroën: el gran jugador
Citroën era un hombre realmente arriesgado y sus decisiones comerciales habían dejado en crisis a la compañía que había fundado, razón por la cual la Michelin – principal proveedor de Citroën – tomó el control de la empresa a mediados de los años 30. La gente de la Michelin vió las buenas ventas del Traction Avant – un coche mecánicamente avanzado para su época -, pero lo consideraba feo y algo pequeño, razón por la cual decidió armar un proyecto para reemplazarlo. La gente de ingeniería se fue en ideas – como era lo habitual en la empresa – y las incontables demoras hicieron que la Citroën (y toda Francia) terminaran desbordadas por el peso de la historia, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial y la nación toda tuvo que meterse de lleno en el conflicto.
Durante la ocupación nazi, la Citroën se vió forzada a construir vehículos para el ejército alemán; en el interín, los ingenieros – que seguían jugando con las ideas – decidieron esconder los bocetos del auto que venían desarrollando desde hace años, los cuales incluían algunas innovaciones técnicas realmente impresionantes para la época. Una de ellas era el diseño de un sistema de suspensión hidráulica totalmente dinámico, que se ajustaba solo y que permitía ser regulado por el conductor desde el tablero de mando. El concepto partió del ingeniero junior Paul Mages y, aunque era vista como revolucionaria, el grueso del equipo técnico terminaba por considerarla poco práctica. Aún así decidieron darle una oportunidad y terminaron por construir un prototipo en 1949.
En esa época el vice presidente de la Citroën, Pierre-Jules Boulanger, fallece en un accidente de auto. Boulanger era quien patrocinaba el proyecto del nuevo auto desde mediados de los años 30 y su desaparición física hizo anticipar el fin de la idea. Increíblemente las negras expectativas terminaron por los suelos cuando asumió su reemplazo, Robert Puiseux, el que resultó ser mucho más transgresor que el mismo Boulanger. Puiseux quería producir el auto más avanzado e innovador del mundo – un hito en la historia de la industria automotriz francesa – y consideró que todo lo que habían armado hasta ese entonces el equipo de desarrollo de la Citroën no era lo suficientemente “fresco”. Puiseux quería más.
Uno de los principales problemas era el motor. La Citroën disponía del subpotenciado motor del 2 CV, o del antiguo y pesado motor del Traction Avant. Careciendo de fondos para desarrollar un motor desde cero, decidieron retocar el del Traction Avant dentro de la medida de lo posible.
Mientras los ingenieros se abocaban a la mecánica, otro tema diferente era el diseño – a cargo de Flaminio Bertoni -. Bertoni tenía las órdenes de ser aerodinámico y futurista, y que la silueta del auto representara el alto grado de tecnología que iba a presentar bajo el capot. Bertoni hizo un diseño suave, innovador, ligeramente deportivo, haciendo hincapié en la visibilidad de la cabina. Esto trajo otros detalles adicionales, como su baúl por debajo de la línea de visión del conductor – lo que complicaba las maniobras de estacionamiento en reversa -.
El auto estuvo listo y se presentó en el salón del automóvil en Octubre de 1955. Era el DS, cuyas iniciales (en francés) se pronunciaban de manera similar a la palabra “diosa”. La Diosa de Citroën debutó, y pronto generó ruido al por mayor.
Un auto de otra galaxia
No era bonito. Tampoco se parecía a nada visto con anterioridad. Por el contrario, parecía provenir del futuro y transpiraba modernidad.
Era… extraño. Por ejemplo, pesaba muy poco (1.250 kg), lo que era inusual para un auto de 4.70 metros de envergadura. Para ello, el Citroën DS desbordaba de partes de plástico y fibra de vidrio (como el techo), lo que lo hacía liviano para que el motor pareciera potenciado. Era grande y cómodo, y era sofisticado aunque no lujoso. Las mejores bazas estaban en su diseño, su innovador sistema de suspensión, y sus poderosisimos frenos de disco.
Pero la frutilla del postre era su sistema hidráulico, que funcionaba como un sistema circulatorio unificado que abarcaba dirección, suspensión, frenos, cambios, etc. Cada rueda tenía su propio sistema de suspensión, el que se basaba en una esfera de goma llena de nitrógeno que flotaba dentro de una cámara llena de aceite presurizado. Era tan innovador que siempre mantenía el auto al mismo nivel, ya fuera que estuviera vacío o muy cargado. También le daba un andar extremadamente suave y tenía la ventaja que podía regularse, incluso con el coche en funcionamiento. Todo esto permitía que el coche literalmente flotara, aún cuando rodara sobre una superficie plagada de baches.
Pero las sensaciones extrañas no se terminaban allí. El auto podía literalmente echarse sobre el piso, como una mascota domesticada. Bajando los niveles de suspensión y luego excitándola para recuperar su posición normal… algo que el Citroën DS hacía de a una rueda por vez. Otra elemento extraño era el pedal de freno… que había sido reemplazado por un botón de goma ubicado en el tablero. El DS incorporaba tantos cambios que hubo que darle lecciones a los compradores para que se acostumbraran a los extraños controles de su nuevo auto.
No era un coche particularmente veloz (145 km por hora), pero el peso y la dinámica lo ayudaban mucho. En realidad era un sedán familiar y ésa siempre fue la idea central que persiguió Citroën.
Los pedidos se agolparon en las oficinas comerciales de la Citroën: 80.000 en la semana posterior a su presentación en el salón del automóvil. Sin embargo los entusiastas por el auto del futuro no imaginaban los problemas que tendrían con su nuevo coche. El DS innovaba tanto… quizás demasiado. En cuanto a mecánica era un coche extremadamente complicado, y el sistema de suspensión era bastante delicado a la hora de las reparaciones. Comenzó un lento feedback desde los services de los concesionarios hasta la fábrica, en donde comenzaron a pulir detalles de ingeniería. Citroen intentó resolverlos con el ID, una versión del DS algo mas tradicional en cuanto a mecánica, aunque conservaba la revolucionaria suspensión hidroneumática.
Lamentablemente el DS no tuvo mucho suceso más allá de su Europa natal. En Norteamérica unos pocos lo adquirieron como una exquisitez de la tecnología; en el resto del mundo apenas se ofreció. Sin embargo en Francia se volvió extremadamente popular y tuvo un espaldarazo impensado de publicidad cuando el presidente Charles De Gaulle salvó su vida de un atentado en 1962, gracias a la avanzada mecánica del DS. Su Citroën fue emboscado pero logró salir huyendo… en tres ruedas.
1975 marcaría el año final de producción del DS, cuyo diseño se había mantenido casi inalterable en sus 20 años de fabricación. Con 1.455.746 coches producidos, fue un enorme éxito para su fabricante y para su país, y dejó una marca indeleble en la historia del automóvil. Es una lástima que todo lo que generó posteriormente Citroën fuera mucho más conservador en términos de tecnología. Se trató del fin de una era, en donde la creatividad de los ingenieros terminó siendo opacada por los especialistas en mercadotecnia, quienes cocinaron autos como productos, y dejaron de lado todo el condimento que dió lugar al nacimiento de tantos clásicos décadas atrás.
Características técnicas del Citroën DS:
- Años de producción: 1955 – 1975
- Carrocerías: sedán 4 puertas, camioneta 5 puertas, cupé 2 puertas convertible
- Motores: 1,911 cc / 1,985 cc / 2,175 cc 109 hp / 2,347 cc 143 hp
- Distancia entre ejes 3,124 mm
- Largo 4,826 mm (sedán)
- Ancho 1,791 mm
- Alto 1,464 mm
- Peso 1,270 kg (sedán)