{"id":5490,"date":"2017-08-22T01:25:33","date_gmt":"2017-08-22T01:25:33","guid":{"rendered":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/clasicos-ford-pinto\/"},"modified":"2023-04-24T21:25:49","modified_gmt":"2023-04-25T00:25:49","slug":"clasicos-ford-pinto","status":"publish","type":"page","link":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/clasicos-ford-pinto\/","title":{"rendered":"Autos Cl\u00e1sicos: Historia del Ford Pinto"},"content":{"rendered":"

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Volver al Indice – Historia de Autos Cl\u00e1sicos<\/a><\/h2>\n

\"HISTORIA<\/p>\n

Por Alejandro Franco –<\/strong> cont\u00e1ctenos<\/a><\/h2>\n

En la historia del autom\u00f3vil existen millones de modelos que pasaron sin pena ni gloria, y s\u00f3lo un pu\u00f1ado de veh\u00edculos que han dejado su marca de manera indeleble, ya sea para bien o para mal. Vehiculos fant\u00e1sticos y avanzados para su \u00e9poca, coches simp\u00e1ticos, formidables productos de ingenier\u00eda o, bien, engendros horrendos, autos malditos, y modelos concebidos de la peor manera posible.<\/p>\n

El caso que ahora nos ocupa resulta controversial. Se trat\u00f3 de un coche extremadamente popular que sirvi\u00f3 para salvar las finanzas de la Ford <\/strong>a lo largo de la d\u00e9cada del 70, y fue otra genialidad de marketing de Lee Iacocca – pro hombre de negocios norteamericano y el tipo de lider que cualquier empresa desear\u00eda tener entre sus filas <\/em> -; pero, a su vez, era un auto construido de manera endeleble y barata, lo que deriv\u00f3 en ciertas econom\u00edas que no correspond\u00edan, y lo cual terminar\u00eda por sepultar su popularidad.<\/p>\n

Esta semana revisaremos la historia del Ford Pinto<\/strong>: un \u00e9xito de ventas devenido en trampa mortal para sus propietarios; y aunque los especialistas a\u00fan debaten si su mala fama era merecida o fruto de una investigaci\u00f3n sensacionalista, lo cierto es que el Pinto<\/strong> pronto se transform\u00f3 en el equivalente de la Ford<\/strong> del Chevrolet Corvair<\/a>… otro coche famoso cuya dudosa ingenier\u00eda terminar\u00eda por torpedear los logros de su inmensa popularidad.<\/p>\n

Un subcompacto de padre ingl\u00e9s y madre norteamericana<\/h2>\n

A principios de los a\u00f1os 70 sobrevino la crisis del petr\u00f3leo de la OPEP y los combustibles se encarecieron notablemente. Los japoneses – que ven\u00edan volando bajo el radar desde la d\u00e9cada del 60, mejorando sus veh\u00edculos y elevando lentamente su nivel de calidad<\/em> – se toparon con una oportunidad de oro, y las ventas de sus modelos en territorio norteamericano se dispararon exponencialmente.<\/p>\n

\u00bfY c\u00f3mo se dispararon dichas ventas?<\/strong>. Ciertamente la sociedad norteamericana es una cerrada y nacionalista, orgullosa de sus valores de origen y extremadamente conservadora en cuanto a gustos. Dificilmente un padre de familia optara por deshacer de su venerable Ford<\/strong> o su lujoso Cadillac<\/strong>; pero, en cambio, el resto de los miembros de la familia, eran menos proclives al fervor patri\u00f3tico. Considerando que una familia norteamericana promedio puede tener cerca de tres coches – el del padre; la camioneta para los compras de la madre; algo con tinte deportivo para el adolescente de turno<\/em> -, al momento de renovar los coches de la esposa y el hijo, las familias optaron por esos despreciables “diablos extranjeros”<\/em>… los cuales costaban poco, ahorraban mucho, eran f\u00e1ciles de estacionar, y ven\u00edan equipados con un nivel de lujo y confort que avergonzaban a los respetables veh\u00edculos fabricados en el pa\u00eds. Lo que al principio los gerentes de las tres grandes menospreciaban – consideraban que sus ventas no eran significativas o calificaban al Volkswagen Beetle<\/a> de fen\u00f3meno \u00fanico e inexplicable<\/em> -, pronto terminar\u00eda por cohesionarse y formar un frente \u00fanico, una muralla gigantesca que se avalanzaba sobre el futuro de la misma industria automovil\u00edstica norteamericana. Las “rarezas”, las “excepciones” pronto empezaron a mostrar n\u00fameros de importancia y, para peor, los n\u00fameros propios declinaban a una velocidad alarmante. Ya no se trataba de una cuesti\u00f3n de nacionalismo sino de bolsilo del consumidor.<\/em><\/p>\n

\"Ford<\/p>\n

un Ford Falcon 1970; la \u00faltima generaci\u00f3n salida de las f\u00e1bricas de Detroit; aunque venerable, s\u00f3lido y barato, el Falcon ten\u00eda un motor mediano y no era rival para los econ\u00f3micos compactos japoneses que invad\u00edan los Estados Unidos a principios de la d\u00e9cada del 70<\/h3>\n

Pronto qued\u00f3 en evidencia que los compactos norteamericanos – surgidos tras la recesi\u00f3n de finales de la d\u00e9cada del 50, y que hab\u00edan minado el nicho explotado por la AMC<\/strong> con Rambler<\/strong><\/em> – no estaban a la altura de las circunstancias. Aunque mas peque\u00f1os en cuanto a tama\u00f1o, un Ford Falcon<\/a> contaba con un motor de 4 litros, el cual no era econ\u00f3mico ni ten\u00eda el pique y velocidad que brindaban los ultraoptimizados compactos japoneses. Hab\u00eda que armar algo similar a un coche japon\u00e9s, pero en suelo norteamericano y con un m\u00ednimo de confort como al que estaban acostumbrados los estadounidenses.<\/em><\/p>\n

En el caso de Ford<\/strong>, 1970 fue el \u00faltimo (y decepcionante) a\u00f1o de producci\u00f3n del Ford Falcon<\/strong>. La empresa quer\u00eda contraponer a los japoneses sus modelos ingleses – en especial el Cortina, que ten\u00eda gran repercusi\u00f3n en Europa, y que fue importado durante un tiempo por la Ford <\/em> -, pero la ecuaci\u00f3n no terminaba de cerrar con el p\u00fablico. Apremiados por el tiempo y las circunstancias, los fabricantes de Detroit se pusieron de apuro a generar subcompactos – con motor inferior a 3 litros y con el confort de un auto japon\u00e9s “grande”<\/em> -. La AMC<\/strong> respondi\u00f3 con ese engendro llamado Gremlin<\/a>, que ten\u00eda la apariencia de un compacto pero ten\u00eda un motor grande, lento y devorador de combustible, adem\u00e1s de ser un coche mal dise\u00f1ado – un Hornet<\/strong> cortado al medio<\/em> -, lo que le daba problemas de maniobrabilidad al estar mal distribuido el peso del auto y el centro de gravedad. La General Motors<\/strong> present\u00f3 el Chevrolet Vega<\/strong>, el cual era algo mas respetable – era un dise\u00f1o propio y ten\u00eda un innovador motor de aluminio de 2.3 litros<\/em> -, pero ven\u00eda con un engine<\/em> montado a las apuradas, no suficientemente probado y el cual ser\u00eda un estigma que cargar\u00eda durante el resto de su existencia. Y por \u00faltimo estaba la Ford<\/strong>, quien se hab\u00eda ingeniado para montar una carrocer\u00eda nueva y espaciosa al chasis de un Ford Cortina<\/strong>. Al estar basado en un auto preexistente y de mec\u00e1nica probada, el Pinto<\/strong> – surgido en setiembre de 1970<\/em> – era mucho mas s\u00f3lido y econ\u00f3mico que sus competidores. Incluso su peque\u00f1o motor de 1.6 ten\u00eda un nivel de emisiones contaminantes similar al de los subcompactos japoneses, y estaba en regla con las nuevas leyes federales.<\/p>\n

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La g\u00e9nesis del Ford Pinto<\/strong> data dos a\u00f1os antes, cuando Iacocca vi\u00f3 que los Ford Cortina<\/strong> ingleses no terminaban de entusiasmar al p\u00fablico norteamericano. El problema no era su mec\u00e1nica, sino su espacio y su confort. En vez de adaptar los coches ingleses a los gustos norteamericanos, era mejor dise\u00f1ar un coche desde cero y utilizar la mec\u00e1nica preexistente. A su vez esto le daba una ventaja sobre los autos japoneses, los cuales eran producidos en una econom\u00eda plagada de regulaciones gubernamentales, y por lo cual sus dimensiones estaban limitadas. Por otra parte, Iacocca hab\u00eda encarado un sucesor para el Falcon<\/strong> en la figura del Ford Maverick<\/strong> (1970 – 1979), el que ven\u00eda con motores de hasta 5 litros. Lo que hizo Iacocca fue tomar una enorme cantidad de elementos est\u00e9ticos y de confort del Maverick<\/strong>, sumarlos a la mec\u00e1nica del Cortina<\/strong> ingl\u00e9s y abreviarlo en la forma de un hatchback<\/em>.<\/p>\n

\"Ford<\/p>\n

un Ford Maverick Grabber – la versi\u00f3n mas deportiva del modelo<\/em> -; el Maverick vino en reemplazo del Falcon, pero su galeria de motores – de 2.8 a 4.9<\/em> – lo pon\u00edan fuera de juego contra los compactos, y estaba mas en la onda de los clientes habituados a los Ford Mustangs y otros pony cars.<\/h3>\n

Cuando aparecio el Pinto<\/strong> en 1970, no ten\u00eda nada de revolucionario. Era extremadamente convencional, con buen confort, est\u00e9tica y perfomance, y en donde sobresal\u00eda era en el precio: alrededor de u$s 2.000.-, lo cual iba apuntado a la yugular del Chevrolet Vega<\/strong> y de numerosos autos nipones, como el Mazda 1200<\/strong>, el Honda Civic<\/strong> y el Subaru DL<\/strong>. En el primer a\u00f1o se vendieron 352.402 Pintos<\/em>, lo que sobrepasaba ampliamente a las 277.705 Vegas<\/em> producidos por la Chevrolet<\/strong> en igual per\u00edodo.<\/p>\n

El \u00e9xito del subcompacto pronto hizo multiplicar los modelos, apareciendo cup\u00e9s de dos puertas y camionetas de tres puertas. Rechapeado como Mercury Bobcat<\/strong>, la Ford<\/strong> lo vender\u00eda a partir de 1974. Incluso armar\u00eda un modelo potenciado por un motor 2.8, el cual era mas robusto y potente que el engine<\/em> mas grande de su competidor Chevrolet Vega<\/strong>.<\/p>\n

Pero el Pinto<\/strong> tenia su propia caterva de problemas. El dise\u00f1o, si bien era espacioso, le parec\u00eda feo a los norteamericanos. La suspensi\u00f3n era dura y los frenos de disco eran inadecuados. Y si bien parte de estos problemas fueron corrigi\u00e9ndose con el paso del tiempo, pronto surgir\u00eda a luz otro defecto, mucho mas serio y peligroso, y el cual sumir\u00eda al Pinto<\/strong> en la peor de las suertes.<\/p>\n

La controversia del tanque de combustible<\/h2>\n

En 1977 apareci\u00f3 un art\u00edculo en la revista Mother Jones<\/strong>, en la cual el periodista Mark Dowie indicaba que el Ford Pinto<\/strong> padec\u00eda de un serio defecto de construcci\u00f3n – el fr\u00e1gil emplazamiento de su tanque de combustible <\/em>-, el cual pod\u00eda transformar al veh\u00edculo en una trampa mortal. Ante un choque trasero el ca\u00f1o de alimentaci\u00f3n del tanque pod\u00eda quebrarse y desparramar todo su contenido sobre el fondo del coche; y sumado a la cercan\u00eda de la circuiter\u00eda el\u00e9ctrica, era altamente probable que el veh\u00edculo se transformara en una tea rodante.<\/p>\n

Pero lo mas grave del art\u00edculo de Dowie, es que el periodista acusaba a la Ford<\/strong> de haber estado al tanto de esta situaci\u00f3n desde el principio, y de no haber hecho nada para corregirlo. Seg\u00fan Dowie, la gente de la Ford<\/strong> hizo n\u00fameros, y estim\u00f3 que perder\u00eda menos plata pagando juicios e indeminizaciones que redise\u00f1ando el tanque de combustible y haciendo una campa\u00f1a nacional para recuperar los Pintos<\/em> defectuosos y arreglarlos – lo que le habr\u00eda valido multas, una baja irrecuperable de ventas, mal prestigio, etc<\/em> -.<\/p>\n

El art\u00edculo de Dowie parec\u00eda estar en lo cierto. El periodista hab\u00eda desenterrado un antiguo caso judicial de 1972, en donde la Ford<\/strong> hab\u00eda perdido un caso contra un part\u00edcular poseedor de un Ford Pinto<\/strong>, y se vi\u00f3 obligada a pagar 2.5 millones de dolares en compensaci\u00f3n y 3.5 millones de d\u00f3lares de multa… porque sab\u00eda que el coche ten\u00eda un defecto serio y potencialmente letal, y no ten\u00eda la menor intenci\u00f3n de corregirlo.<\/p>\n

\"Vista<\/p>\n

aunque los estadounidenses renieguen, est\u00e9ticamente el Pinto estaba mucho mas logrado que otros compactos norteamericanos; pero, para un mercado acostumbrado a coches de tres volumenes, un hatchback representaba algo as\u00ed como un auto con el ba\u00fal amputado<\/h3>\n

La Administraci\u00f3n Nacional de Seguridad, Autopistas y Tr\u00e1fico<\/strong> (NHTSA<\/strong>) oblig\u00f3 a la Ford<\/strong> a revisar los Pintos<\/em> en 1978, los cuales fueron provistos de plasticos protectores para aislar el tanque de combustible, una mejor sujecci\u00f3n del mismo y una nueva manguera de combustible, mas flexible y menos propensa a romperse.<\/p>\n

\n

En total, 27 personas murieron incendiadas en sus Pintos<\/em>, lo cual es una cifra m\u00ednima en comparaci\u00f3n a las 3 millones de unidades vendidas del auto – sin embargo, v\u00edctimas de este tipo de accidentes no ocurr\u00edan en el hermano mayor del Pinto<\/strong>, el Maverick<\/strong>, ya que al ser un veh\u00edculo de tres vol\u00famenes el ba\u00fal le daba protecci\u00f3n de sobra al tanque de combustible, amortiguando cualquier impacto trasero<\/em> -. En comparaci\u00f3n con las estadisticas de accidentes similares, el total de victimas carbonizadas a bordo de Pintos<\/em> est\u00e1 por debajo del promedio. La NHTSA<\/strong> tambi\u00e9n adujo que el informe de Dowie mezclaba las cifras – para Dowie todas las personas fallecidas en Pintos murieron carbonizadas (en vez de discriminar por tipo de muerte \/ accidente), y por ello la cifra se elevaba a cientos -. Por otra parte la agencia indicaba que la ubicaci\u00f3n y construcci\u00f3n del tanque de combustible del Pinto<\/strong> era similar y standard al de otros compactos de esa misma \u00e9poca, los cuales no ten\u00edan problemas de seguridad como los que se le imputaban al auto de la Ford<\/strong>. Y si hay algo que destacar, es que en el fallo de 1972 la corte obligaba a pagar a la Ford<\/strong> una multa, pero no obligaba a la empresa a corregir el defecto de f\u00e1brica… con lo cual el poder judicial “toleraba” (pro decirlo de alguna manera) los criterios de ahorros de costos de la Ford<\/strong>, a\u00fan cuando ello derivara en una posible situacion de inseguridad para los propietarios de sus vehiculos.<\/p>\n

Conclusi\u00f3n<\/h2>\n

Controversia. Desidia. Negligencia tapada con dinero. Error de interpretaci\u00f3n de los hechos. <\/strong>Sea como sea, lo cierto es que despues del art\u00edculo de 1977, las ventas del Ford Pinto<\/strong> cayeron en picada y, en 1980, el coche dejar\u00eda de fabricarse – siendo reemplazado por el Ford Escort<\/strong> europeo<\/em> -.<\/p>\n

La verdad sobrepasa a los hechos, y lo cierto es que Iacocca – padre de innumerables autos exitosos de la historia automotriz norteamericana<\/em> – ha hablado poco y nada sobre el Pinto<\/strong>. Y quien calla, otorga.<\/p>\n

Como sea, el Ford Pinto<\/strong> se ubica al lado del Chevrolet Corvair<\/strong> como otro gran \u00e9xito de ventas mal dise\u00f1ado, poseedor de un defecto potencialmente mortal y el cual opaca toda la gloria de su concepci\u00f3n. Un triste destino para un auto que comenz\u00f3 con una idea brillante, l\u00e1stima que la ambici\u00f3n y la codicia de los hombres terminara atentando contra sus verdaderas posibilidades.<\/p>\n

\"Ford<\/p>\n

versi\u00f3n final del Ford Pinto en 1980; salvo detalles de pintura, su clon Mercury Bobcat era exactamente igual, y ambos culminar\u00edan en el mismo a\u00f1o<\/h3>\n

FORD<\/h4>\n

Articulos publicados en el portal sobre esta marca:\u00a0Historia del Ford Falcon<\/a>\u00a0(en secci\u00f3n Autos Argentinos) –\u00a0Historia del Ford Edsel<\/a>\u00a0–\u00a0Historia del Ford Fiesta<\/a>\u00a0–\u00a0Historia del Ford Thunderbird<\/a>\u00a0(primera generaci\u00f3n) –\u00a0Historia del Ford Mustang<\/a>\u00a0–\u00a0Historia del Ford Capri<\/a>\u00a0–\u00a0Historia del Ford Pinto<\/a>\u00a0–\u00a0Los autos de James Bond (Parte II)<\/a><\/em><\/h5>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Autos clasicos: historia del Ford Pinto. Un exitoso subcompacto norteamericano cuya fama quedo te\u00f1ida por sus potencialmente letales problemas de fabricacion<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"parent":0,"menu_order":0,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","template":"","meta":[],"aioseo_notices":[],"_links":{"self":[{"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/5490"}],"collection":[{"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages"}],"about":[{"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/types\/page"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=5490"}],"version-history":[{"count":1,"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/5490\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":10913,"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/pages\/5490\/revisions\/10913"}],"wp:attachment":[{"href":"http:\/\/localhost\/autosdeculto2023\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=5490"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}