Autos Clásicos: Historia del Chevrolet Camaro

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Autos Clasicos: Historia del Chevrolet Camaro

Por Alejandro Franco – contáctenos

A mediados de los 60 la Ford introdujo el Mustang y muchos en la industria miraron con poco entusiasmo el lanzamiento. ¿Un deportivo económico de cuatro asientos?. Mientras que hasta ese entonces los deportivos estaban concebidos como artículos de lujo, la Ford terminó por revelar que había un vasto mercado en la clase media que quería algo con garra pero a un precio accesible. El Mustang se convirtió en un enorme éxito – dando lugar a la generación de lo que se conoce como los Pony Car – y, aquellos que lo habían menospreciado, comenzaron de apuro a pergueñar un vehículo parecido.

En realidad la General Motors sabía – desde hacía mucho tiempo – del proyecto Mustang de la Ford; pero estaban confiados en que su línea de modelos podía competir de igual a igual con cualquier cosa que Ford sacara. De hecho, estaban convencidos que el Mustang no lograría derrotar al malogrado Chevrolet Corvairen aquel tiempo, con su fama aún indemne – en su nicho de deportivos de clase media. Por otra parte, la gigantesca empresa de Detroit tenía sus limitaciones, y no quería sumar otro modelo a su larga lista de productos. Costos de diseño, desarrollo y marketing empujarían a la empresa hacia una nueva aventura cuyos resultados financieros eran inciertos.

El problema es que el Mustang arrancó devorándose el mundo, y los competidores – GM y Chrysler – salieron de apuro a desempolvar los proyectos que tuvieran a mano para generar algo que le hiciera frente en poco tiempo. La Chevrolet en particular venía manejando la idea de un deportivo modesto desde finales de los años 50, pero la gerencia del holding había frenado sus aspiraciones y las cosas nunca habían pasado de ser dibujos en un papel. Para colmo el Corvair estaba subpotenciado frente al Mustang y los rumores sobre sus fatales defectos de construcción estaban saliendo a la luz. El Corvair era un coche peligroso de manejar y se veía demasiado extranjero y endeleble frente al aguerrido pony car de la Ford.

La gente de la GM le dió luz verde al nuevo auto, el que demoría dos años en salir al mercado. Lo bautizaron Camaro inicialmente porque en francés significaría “compañero”, aunque en realidad la directiva quería otro Chevrolet exitoso cuyo nombre que comenzara con C… una razón superficial considerando que el Impala no tenía dicha particularidad y había sido el modelo más vendido de la marca por muchos años – y, en la rueda de prensa los ejecutivos de marketing le dijeron a los periodistas que el Camaro era “una exótica y feroz criatura que le gustaba devorarse los caballos salvajes (por Mustang)”. El punto fue que los ingenieros de la Ford se tomaron la molestia de buscar en el diccionario qué diablos era un Camaro… y el único animal que hallaron fue el camarón, algo que instantáneamente se transformó en el chiste interno del momento entre los empleados de la Ford.

Nace una estrella… modesta

En 1966 la Chevrolet presentó el Camaro y, aunque obtuvo el favor de la prensa, no fue el boom que todos esperaban. Era deportivo, sin dudas, pero tenía algo conservador que no terminaba de convencer a la gente que se volcaba masivamente al Mustang. Las ventas no eran malas y crecían lentamente año a año, pero el auto no despertaba la misma idolatría que su rival de la Ford.

Aunque el Camaro no estaba haciendo historia, la GM decidió que el coche debía ganarle de algún modo al Mustang, y el ámbito elegido fueron las carreras, en especial la categoría Trans Am en donde el Mustang venía reinando en los últimos años. El problema es que los motores de la Chevrolet daban con la velocidad pero no con la perfomance que precisaba para triunfar en la categoría, por lo cual se precisaba un trabajo de fina ingeniería para depurar el motor del Camaro. Así fué como nació el Z/28.

El problema era que las directivas de la GM, de 1963 a esa parte, habían prohibido a la empresa participar directamente en las carreras – por una cuestión meramente presupuestaria -. Eso no quitaba que la Chevrolet pudiera ser muy generosa con el aporte de materiales e ingeniería a aquellos teams que querían participar de la Trans Am y que no estuvieran interesados en conducir Mustangs. De ese modo hubo un equipo no oficial Camaro, el cual comenzó a generar resultados en 1967… pero a costa de un motor ultramodificado que se topó con la mirada atenta de los organizadores, quienes concluyeron que los cambios bordeaban lo ilegal – por el exceso de potencia y porque el coche era 113 kg más liviano que lo que exigía la categoría -. El equipo “no oficial” Chevrolet decidió quedarse, manteniendo (en secreto) el motor pero agregando peso al chasis, lo que terminó por contribuir a la estabilidad del coche. El Camaro seudo legal ganó 10 de las 12 carreras Trans Am de 1968 pero, decididos a no tentar su suerte, cambiaron de auto al año siguiente, presentándose con un Camaro más standard y menos modificado.

Todo esto sirvió como maniobra publicitaria para disparar las ventas del Z/28el más potenciado de los Camaros -, aunque los números en conjunto del modelo no lograron asustar a la Ford; Mustang duplicaba en ventas al Camaro y eso era un hecho irrebatible.

Quizás el Camaro haya nacido para establecer un parámetro en donde reflejar el éxito (y el culto) del Ford Mustang. Creció a su sombra y estableció una amable rivalidad; desarrolló su público y ganó el respeto de los fans. Como Salieri con Mozart, a veces el modelo a imitar es tan brillante que resulta imposible superar… pero ello no quita que, en el esfuerzo, uno también pueda dejar su propia marca.

otro perfil del Chevrolet Camaro

CHEVROLET

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