Volver al Indice – Historia de Autos Argentinos
Por Alejandro Franco – contáctenos
Bonito, económico, cómodo… pero lento y muy fácil de corroer frente a las inclemencias del tiempo. En su momento el Renault Dauphine fue el modelo más vendido de la marca, un éxito de ventas que llegó a opacar – en mas mercados de los que uno piensa – al imbatible Volkswagen Beetle. Pero los defectos de construcción no lo hicieron duradero y terminaron por oscurecer las bondades de un auto concebido como se debe.
Sucediendo a un éxito… con otro éxito
La Renault venía haciendo capote con el 4CV, el que a mediados de los 50 ya llevaba vendidos cerca de medio millón de unidades, y terminaría por pasar el millón al final de su producción en 1961.
Pero el 4CV había nacido en 1947 y – 10 años después – comenzaba a verse anticuado. La gente de Renault precisaba un sucesor y se debatía sobre su diseño mientras resistía las presiones del gobierno, quienes estaban interesados en restringir a la empresa a la fabricación exclusiva de camiones y vehículos pesados. Por ello la Renault comenzó a debatir un prototipo, el cual comenzó en los planos en 1949 y que terminó por ser testeado a mediados de los años 50. La marca francesa quería que el auto fuera 4 puertas, tuviera un consumo igual o menor a 7 litros de nafta cada 100 km, una velocidad máxima cercana a los 110 km/h y, fundamentalmente, que se viera competitivo frente al exitoso VW Beetle. Por ello practicó numerosos testeos comparativos con el Escarabajo, mejorando la insonoridad del habitáculo, optimizando la perfomance aerodinámica (para bajar el consumo de combustible) y culminado con el incremento de cilindrada del motor, el cual finalizó siendo un 5CV de 845 cc.
Con el modelo suficientemente testeado, el 5CV hizo su debut en 1956. Y dias después fue renombrado como Dauphine (una variante de la palabra Delfín en francés), apelativo que viene a cuento de ser el sucesor del exitoso 4CV.
El Renault Dauphine pronto demostró ser un éxito. La perfomance de su motor trasero refrigerado por agua era muy buena, pero lo que mas cautivaba era el diseño aerodinámico y futurista. Las ventas impulsaron el surgimiento de variantes, como el Gordini (algo mas potenciado y lujoso, surgido en 1962) y el Ondine, que era el top de línea. Pronto las tres líneas comenzaron a ser comercializadas en todo el mundo: desde Israel hasta Nueva Zelandia. Y, por supuesto, la Argentina. Aquí primero se vendieron Dauphine importados hasta 1962, año en que se comenzaron a producir los primeros Gordini argentinos, los cuales se fabricaron hasta 1970 (el número final de la producción llegaría a las 97,209 unidades).
Incluso hubo una versión eléctrica – el primer auto masivo de su tipo -, fabricado por la National Union Electric Company, y vendido como Henney Kilowatt a lo largo de 1959. Sólo 100 unidades fueron fabricadas.
Pero si bien el coche se vendía bien y la prensa del momento lo alababa, pronto surgieron los inconvenientes. El primer año de ventas en USA parecía anticipar que los Dauphine iban a desbancar al Beetle como el auto extranjero mejor vendido… pero algo pasó, y las ventas bajaron a la mitad al siguiente año… y a la mitad de la mitad al siguiente. Al parecer el problema más grave era la desprotección de la carrocería contra las inclemencias del tiempo. Cuando las ventas del Dauphine descendieron en Norteamérica, los coches comenzaron a agolparse en los playones de las aduanas norteamericanas, y en cuestión de meses, quedaban totalmente inservibles.
Ello no impidió que en sus 14 años de fabricación el Renault Dauphine alcanzara el récord de 2,150,738 unidades producidas.
Aún con sus defectos, el Renault Dauphine probó ser la base del coche tipo para la clase media: económico y cómodo para cuatro personas, con un diseño logrado, gran perfomance y excelente visibilidad. Y, en su variante Gordini, aún se lo puede ver en las carreteras argentinas, aunque a esta altura ha dejado de ser un simple usado para convertirse en objeto de los coleccionistas.
