Autos Argentinos: Historia del Koller (1959)

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Historia del Koller (1959)

Por Alejandro Franco – contáctenos

Los principios de la era de oro de la industria automotriz argentina están plagados de sueños rotos. Desde emprendedores entusiastas que perderían sus ahorros al embarcarse en proyectos planificados a las apuradas, hasta estafadores que importaron modelos ignotos, los ofrecieron como de diseño propio y recaudaron millones de supuestos inversores excitados con el proyecto… para después desvanecerse en el anonimato. Armadores camuflados, improvisados de todo tipo y color, aventureros cegados por la posibilidad de obtener un jugoso préstamo del estado si el proyecto era aprobado. Es realmente una época apasionante  por lo variopinto de los diversos modelos que aparecieron – siquiera fugazmente – durante aquellos años.

Uno de los tantos proyectos que no despegó fué la cupé Koller. Fruto de José Koller y José Heller,  una dupla de emprendedores que fundó una fábrica de muebles de acero en Santa Fé en los años 40, y para finales de los años 50 se expandieron en gran forma, dedicándose a la construcción de remolques y acoplados.

En vista de la matricería industrial adquirida no dudaron en coquetear con el régimen de promoción de la industria automotriz que había establecido Perón a principio de los años 50. La idea era simple: encargar la carroceria (hecha de fibra de vidrio) a un tercero (la firma inglesa Scott Bader & Co., la cual aún existe), armar el chasis ellos y obtener uno de los tantos motores Wartburg de 901 cm3 que Argentina había importado de Alemania Oriental y que IAME utilizaba con el sedán Justicialista (renombrado Graciela después del derrocamiento de Perón en 1955).

un Checker Marathon de 1962.

un Checker Marathon de 1962. Checker era un fabricante norteamericano de automóviles especializado en taxis, los cuales le dieron prestigio durante mas de 20 años, comenzando en 1959. El frente del Koller muestra influencias del Checker así como de otros autos americanos de la época como el Chevrolet Bel Air de 1958 aunque, claro, en dimensiones mucho mas modestas.

Ciertamente el diseño del coche era muy atractivo. Muchos hablan de influencias europeas pero lo cierto es que la cola de delfín y la amplia parrilla es mas del estilo norteamericano. En ese sentido el Koller se parece mas a algunos compactos estadounidenses de la época – como el Rambler y, mas concretamente aún, el Checker -, e incluso toma ideas estéticas de algunos sedanes de bolsillo japoneses como el Toyota Corona.

Las perspectivas se veían buenas. EKIS, la industria de Koller y Heller, disponía de una red de 200 concesionarios en todo el país, así que poseían su propio canal de distribución. La presentación en público del prototipo – en octubre de 1959 en la ciudad de Rosario, y en diciembre de ese mismo año en la tienda Harrods en Buenos Aires – había generado mucho ruido… pero no había atraído inversores de peso para ayudar a los socios santafesinos a hacer despegar el proyecto. Ese mismo año los dueños fueron de gira a Europa para conseguir financiamiento, pero nadie terminó por engancharse con el Koller y, para colmo, al poco tiempo la empresa comenzaría a sufrir problemas económicos, lo cual pondría en peligro su propia existencia.

Del Koller se hicieron 3 prototipos – dos de ellos funcionales, los cuales fueron adquiridos por empleados de la empresa y llegaron a recorrer las rutas argentinas -. Lamentablemente el destino de dichas unidades es desconocido, quedando el Koller como otra anécdota mas de la historia de la industria automotriz argentina.

Koller 1959

las influencias estilísticas se acumulan a raudales, pero el Koller 1959 bien se asemeja a los compactos que la industria japonesa (en especial, Toyota) fabricaba en esa época.